Messi fue el mejor, pero quién sabe si el físico o las ganas le han abandonado, pero ya no es el mismo. Parecía que este año podía ser el de la resurrección de 'La Pulga' o así por lo menos nos intentaban convencer con sus números. Asistencias y goles ante defensas flojas, pero lo cierto es que cuando el argentino tiene un partido grande delante, se esconde. De poco sirve dar tres asistencias y marcar un gol ante un equipo de la parte baja de la tabla si cuando llegas al Bernabéu no apareces. En años anteriores, Leo tenía en vilo al coliseo blanco, sabedor de que tarde o temprano llegaría el gol del '10'.
A Messi lo mantiene en la élite su grandísima calidad, pero poco más le queda ahora mismo al del Barcelona. Un jugador de su talla nunca dejará de marcar goles y dar asistencias, pero cuando toquen partidos duros habrá que poner ese plus, algo que Messi no consigue desde hace tiempo. El sábado tuvo el gol muy cerca, pero Casillas lo impidió. A partir de ahí el pequeño jugador se evaporó y nunca más se supo.
En la esquina contraria tenemos a Cristiano Ronaldo, un jugador con menos talento natural que Messi, pero con mucha más hambre de mejorar que el argentino. El de Madeira ha ido acortando enormemente las distancias con el del Barcelona, hasta el punto de haberlo superado con suficiencia. Cristiano sólo piensa en mejorar, y fruto del trabajo y el esfuerzo es cada día mejor jugador. Messi debe recuperar esas ganas si quiere que se le recuerde como lo gran jugador que es.
Cristiano no cuajó tampoco su mejor encuentro en el Bernabéu, pero nunca dejó de intentarlo y se le vio por todas partes del campo, incluso participando en el último gol y marcando de penalti el primero -hay que meterlos, que Messi ya ni los mete-. Esa es la diferencia ahora mismo entre Messi y Cristiano; uno ha parecido perder el hambre y el otro cada día lucha por superarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario